miércoles, 15 de febrero de 2012

Una Mirada Dice Más Que Mil Palabras...




   Somos esclavos de esa mirada, la necesitamos como al aire. 
   Hacemos cualquier cosa por atraer esa mirada.
   Intentamos ponernos en campo visual del otro, 
 quisiéramos tener un reflector que nos ilumine, 
 quisiéramos brillar para ser mirados. 
   Lo curioso es que los ojos que más nos obsesionan,

 son aquéllos que no nos pueden mirar. 
   La mejor mirada no es la que se nos niega...
 sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos, 
 distraídamente.
   Esa mirada inesperada, fuera de 
 todo cálculo esa mirada que nos ve cuando 
 no nos sentimos mirados, y por lo tanto, 
 nos mostramos mejor. 
   Una mirada capaz de atravesar la máscara, 
 y ver lo que hay detrás.
   Todos somos como luces apagadas, 
  que sólo se encienden cuando alguien
  las mira. 

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